Marta Peirano expuso las consecuencias que podría traer para los ciudadanos la falta de privacidad de sus datos y explicó que las redes sociales saben "en qué barrios han pasado qué cosas y por qué, cómo se reúne la gente y cómo se dispersa".
La periodista española experta en privacidad de datos, Marta Peirano, habló con BBC sobre su último libro, El enemigo conoce el sistema, y teorizó respecto a cómo podría usar el Gobierno chileno -si quisiera- los datos que generan los ciudadanos minuto a minuto a través de sus dispositivos móviles.
Peirano plantea lo que denomina como “la economía de la atención”: “Es un modelo de negocio que depende de que instalemos sus aplicaciones, para tener un puesto de vigilancia en nuestras vidas. Puede ser una smart tv, un móvil en el bolsillo, un altavoz inteligente, una suscripción a Netflix, a Apple. Y quiere que las uses el mayor tiempo posible, porque así estás generando datos que los hacen ganar dinero. Mientras más generas, más valioso es su banco de datos”.
Y entrega un ilustrativo ejemplo: “Netflix tiene muchos recursos para lograr que en vez de ver un capítulo a la semana, como hacíamos antes, veas toda la temporada en una maratón. Su propio sistema de vigilancia sabe cuánto tiempo pasamos viéndola, dónde la paramos para irnos al baño o hacernos la cena, cuántos episodios somos capaces de ver antes de quedarnos dormidos. Eso les ayuda a refinar su interfaz. Si llegamos al capítulo cuatro y nos vamos a la cama, saben que es el punto de desconexión, entonces llaman a 50 genios para que lo resuelvan y en la siguiente serie nos quedemos hasta el capítulo siete“.
La experta compara las redes sociales con máquinas tragamonedas “que están cuantificadas en forma de likes, de corazones, de cuánta gente ha visto tu post y genera una adicción especial, porque es lo que dice tu comunidad, si te acepta, si te valora. Cuando esa aceptación, que es completamente ilusoria, entra en tu vida, te vuelves adicta, porque estamos condicionados para querer encajar en el grupo, nuestra vida depende de que se nos acepte y se nos valore”.
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Lo que preocupa a Peirano especialmente de esta adicción es “la facilidad con la que se convence a la gente de que renuncie a sus derechos más fundamentales y que llegue a decir ¿a quién le importan mis datos?, ¿a quién le importa dónde he estado? Cuando hace 40 años había gente muriendo por el derecho a reunirse con otros, sin que el gobierno supiera quiénes eran, por el derecho a tener conversaciones privadas en la intimidad, o el derecho de que tu empresa no sepa si en tu familia hay un enfermo de cáncer”.
Es entonces cuando se refiere al estallido social en Chile y explica cómo los datos de los manifestantes podrían actuar en su propio desmedro: “A lo mejor el gobierno chileno no lo está procesando de esa manera, pero Facebook lo está haciendo, Google lo está haciendo, porque toda la gente que está en la calle tiene el móvil en el bolsillo. Y lo han llevado durante los últimos años de su vida”.
“Facebook sabe en qué barrios han pasado qué cosas y por qué, cómo se reúne la gente y cómo se dispersa, cuántos policías tienen que llegar para que la manifestación se disuelva sin que haya muertos“, señala.
Y explica que “todos los móviles hablando a la vez permiten saber cómo puedo hacer lo que quiero sin que se levante de la población. Y después predecir lo que pasa, para acallarla lo antes posible”.