Existe una certificación internacional y un número que te dice si el equipo aguanta o no distintas situaciones, además de la resistencia al polvo y otros elementos sólidos. Te damos consejos para tener en cuenta antes de gastar una millonada si eres de los que tienes accidentes a menudo.
Estamos ad portas del verano y la temporada de piscinas o las vacaciones pueden estar dentro del plan de esos meses de calor. Con el agua tan cerca y tu celular al lado del peligro, es bueno saber qué es la certificación IP68, algo que puede ayudarte a salvar tu inversión en un tope de línea.
La sigla “IP” se trata de una normativa internacional que significa Protección de ingreso (Ingress Protection), la cual puede alcanzar distintos niveles e involucra tanto la resistencia al polvo como al agua.
El primer dígito corresponde al nivel de protección que tiene un smartphone contra el ingreso de objetos sólidos, mientras que el segundo número describe el nivel de protección frente a líquidos (normalmente agua dulce).
Hay que prestar atención especialmente a este segundo dígito, ya que te indicará lo que puedes y no puedes esperar del equipo:
Técnicamente es relativamente posible, pero no recomendado. El objetivo de diseñar equipos con resistencia al agua y al polvo es brindar una característica de protección frente a accidentes que en un equipo sin esta característica podría ocasionar daños irreparables.
“Es importante no hacer una prueba por diversión o por solo probar cuánto aguanta un dispositivo enfrentado a este tipo de situaciones acuáticas. Para lograr la certificación IP68 se realizan pruebas de testeo en el equipo para analizar cuánto puede soportar sin filtración, hay que entender que el objetivo de diseñar equipos con resistencia al agua y al polvo, es brindar una característica de protección frente a accidentes cotidianos”, explica Macarena Parker, Product Manager de smartphone en Samsung Electronics Chile.
“Si bien la protección IP68 es resistente al agua y al polvo, aguanta hasta 1.5 metros de profundidad en agua dulce por 30 minutos”
Para seguir hablando de las pruebas, las evaluaciones a las que se someten los equipos son pruebas controladas y las variables que puedan existir frente a la exposición al agua son muy cambiantes.
De hecho, la protección IP68 no incluye el agua salada, por lo tanto, si el equipo es expuesto al agua de mar, es muy posible que esta cause corrosiones a las terminaciones metálicas.
Además, hay que considerar que las pantallas táctiles que utilizan los smartphones funcionan con la electricidad que dedos transmiten a la pantalla, y el agua es un conductor eléctrico, por lo cual su funcionalidad puede verse alterada.
Actualmente, existen varios dispositivos de gama alta que cuentan con esta protección como el Galaxy Note10 y Note10+ los cuales, a diferencias de la certificación IP68 normal para el equipo, también ofrece resistencia en el S Pen, su lápiz inteligente.
Entonces, si un vaso de agua -o una botella entera- le cae encima, la recomendación es no perder la calma, limpiarlo con un paño seco y secarlo bien antes de seguir usándolo o guardarlo en el Note10.
Lo más recomendable antes de comprar es preguntar directamente al vendedor no solamente si el aparato es capaz de resistir caídas o un derrame, sino que hacer la pregunta concreta por el tipo de certificación que tiene.
Además, si bien sitios web oficiales de las diferentes marcas tienen todo el detalle sobre las prestaciones del equipo que quieres comprar (o el que ya tienes), las páginas del retail también muestran este aspecto en el apartado Ficha Técnica.
También es bueno poner atención a la caja: la mayoría de los equipos en la parte trasera del empaque tienen descrita la información esencial, como el tamaño de la pantalla y el almacenamiento en GB, pero si ves bien también encontrarás la sigla que te indica qué tipo de protección ofrece.
Si ya lo compraste y no encuentras este aspecto, mira bien los manuales que vienen adentro en los cuales aparece qué certificación IP tiene.
En Cuestión de Opinión, el conductor de CNN Chile Radio comentó la importancia de los permisos razonables para la construcción de estructuras. Esto a raíz del mortal derrumbe en Argentina, cuya causa habría sido trabajos clandestinos.
