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Supermassive Games pisa fuerte en la arena del terror con el primer capítulo de una serie de tramas cinematográficas que busca empapar al jugador-espectador con tensión y miedo en cada paso. Sin embargo, con sus baches, hubiéramos querido esta cinematográfica aventura fuese un poco más larga.
Cinco jóvenes, cinco estereotipos. Esa es la ruta que toma The Dark Pictures: Man of Medan, la primera de las entregas de terror de Supermassive Games, distribuida por Bandai Namco, para cautivar a una audiencia que, más que un juego de destreza, lo que busca es una experiencia.
Parte de la experiencia de este juego de aventura -prácticamente la mitad de ella en este caso- estará impulsada por el mood, o estado anímico, del jugador: cómo, cuándo y en qué actitud decides saltar en la historia. Y en este título hay que poner harto de nuestra parte para que funcione.
Noche, luces apagadas, buena ecualización de bajos -sino audífonos- y, en lo posible, compañeros de manera local son vitales para que Man of Medan y su relato cumplan lo que prometen y no te sientas estafado. Empezarlo de esta manera resultó fundamental para esta crítica.
Hay que destacar de entrada que el elenco está compuesto por actores reales muy parecidos a sus aspectos de la vida real y eso no sólo se nota, se aprecia cuando sabes que el primerísimo primer plano necesita de una seriedad realista y no la apariencia de un NPC.
Hablamos de protagonistas estereotípicos, todos jóvenes con características y personalidades bien marcadas. ¿Por qué tan así? Para que elijas el que más te representa u odiar en silencio el comportamiento del que te tocó. Sea como sea, es de suma importancia ponerse en los zapatos del que será tu avatar durante el juego.
Al empezar Man of Medan tienes la alternativa de ir por tu cuenta o entrar en modo multijugador (tanto online con otro más como local con otros cuatro). La mejor manera de jugarlo, sin lugar a dudas, es en modo local, con tus amigos frente a la pantalla igual de involucrados que tú.
No necesitas tener tantos controles, ya que el juego está pensado para funcionar con una dinámica de turnos en la que cada jugador tiene su momento de protagonismo, y no solamente eso, sino que también la chance de cambiar el curso de los acontecimientos tomando decisiones inteligentes, o bien, equivocándose en situaciones que pueden costar la muerte.
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El entramado que se genera entre los cuatro está en construcción permanente y su relación, positiva o negativa, va siempre conforme a lo que contestas en los diálogos. Eso es algo bueno, porque terminas moldeando una historia que se siente única en lugar de simplemente ser un observador activo.
Además, el juego no te da tiempo para titubear, ya que las decisiones y las respuestas tienen un límite de tiempo.
La parte del miedo -para cualquier juego- es difícil de lograr por la cantidad de factores que deben ir de la mano para que el relato no suelte al espectador en ningún momento. Lo que genera Man of Medan al intentar que cuatro humanos controlen a cuatro personajes es, justamente, llevar la experiencia al nivel más humano posible. Es y debe ser humano como el miedo, que se lleva por dentro al avanzar y se comparte de manera tácita con los que te rodean.
Sólo con cuatro personas pegadas al monitor aferrándose a la idea de que su personaje sobreviva y no ser el que cometa una estupidez que termine hipotecando el destino de todo el grupo podrán prosperar todos esos screamers y quick time events que presenta.
Gráficamente es aceptable, más bonito de lo que esperaba, pero de dulce y agraz. Como dijimos más arriba, los primeros planos y las actitudes faciales de los rostros de los protagonistas suelen ser lo más destacable durante el transcurso del gameplay y están realmente buenos.
Ya que el terreno por el que puedes circular es bastante limitado y la factura técnica no es especialmente desafiante, las actitudes y reacciones de los personajes es prácticamente lo único interesante. Eso sí, decimos que “suele ser lo más destacable” porque es ese mismo aspecto el que, en otros momentos -cuando la acción corre más lejos y la iluminación ambiental es menos oscura-, el que termina generando rechazo y repulsión frente a la pérdida drástica de realismo de los modelos, principalmente en sus facciones.
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En materia narrativa, muchos dirán que se parece al Until Dawn que cosechó gran éxito en PS4 y tienen razón. Al fin y al cabo, los creadores que están detrás de The Dark Pictures son los mismos. La propuesta casi es la misma, pero la trama es diferente.
Sin ánimo de hacer spoiler, la historia se desarrolla durante una expedición en altamar del grupo de jóvenes entusiastas por el buceo husmeando entre raras piezas históricas de un buque naufragado. Con escenarios bastante claustrofóbicos y oscuros, la aventura toma un rumbo inesperado cuando abordan el Ourang Medan, el ahora barco fantasma en el que ocurrieron trágicos acontecimientos que, para variar, penan a los protagonistas.
La trama va tomando un poco de certidumbre cuando, si eres lo suficientemente paciente para mirar en los rincones durante el gameplay, vas encontrando cuadros (Presagios) que narran breves -muy breves- escenas, prácticamente fuera de contexto, de algo que ocurre en el futuro a alguno de los protagonistas.
Con ello en mente, llegará el momento en el que dichas imágenes cobran algo más de sentido y te ayuden a conectar los puntos, razonar adecuadamente y tomar la decisión más acertada, por ineficiente que parezca, en función de mantener unido al grupo y escapar de la muerte. No puedes dejar de estar atento por si llega ese momento de iluminación.
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En definitiva, hay suficiente tiempo de juego si eres de los que sigue las reglas de lo planteado en este review, te sumerges un poco más en la historia pero, a la vez, avanzas con cuidado, ya que un sólo quick time event en cualquier punto de la partida puede gatillar la muerte del personaje con el que te habías encariñado y un cambio en 180 grados en la trama.
Desde luego, forjando la historia puedes obtener varios finales, así que aunque terminar una storyline te tome en torno a las 5 horas, puedes volver a jugar para resolver el “¿y qué hubiera pasado si…?” con el que tú y/o tus amigos tendrán que cargar hasta el final.
Personalmente no me parece innovador en términos de gameplay, pero tiene justo lo necesario para lograr combinar tres cosas: primero, mantenerte pegado en la pantalla (y así te comas esos screamers); segundo, una dificultad aceptable (los quick time events no son impasables, además que algunos “minijuegos” como el de mantener la calma pulsando un botón en sincronía con el pulso de tu jugador realmente pueden desencadenar efectos trascendentales) y, por último, un formato reconocible que se viene aplicando desde los 90 al que cualquiera puede sumarse para experimentar el lado cinematográfico de la historia (digamos que desplazarse por un mapa laberíntico sin mundo abierto es una propuesta simple, que cualquiera podría jugar sin ser un veterano del joystick).
La parte social del juego lo es todo. Es como ver una serie, no de las buenas, pero que entretiene si te involucras lo suficiente y cumples las condiciones “ambientales” para entrar en el mood: jugar de noche y con amigos. Es un título recomendable si quieres compartir una historia de varias ramas hipotéticas, que te tendrá debatiendo y procesando decisiones con otras personas, incluso si quieres hacer streaming, más aún cuando viene de salida a un precio reducido respecto a los actuales títulos triple A. Pero tenlo presente, es bastante corto y no revoluciona el género como lo conocemos.
The Dark Pictures: Man of Medan está disponible para PC, PS4 y Xbox One.
El club laico alcanzó la gloria el 18 de diciembre de 1994 con un épico empate ante Cobresal en pleno desierto de Atacama.