Actor de “Emily in Paris” se siente cosificado: “No se puede ser bello e inteligente”

Por CNN Chile

29.12.2021 / 09:26

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Lucas Bravo, quien encarna al chef Gabriel en la exitosa serie de Netflix, afirmó que esta imagen de "rompecorazones" más bien lo incomoda y que le preocupa que por su apariencia no pueda conseguir papeles más serios, que no involucren su físico.


El actor que encarna a Gabriel, el chef de la exitosa serie de Netflix Emily in Parisafirmó que está consciente de que gracias a su buena apariencia pudo conseguir el papel, pero que ahora le preocupa ser “demasiado guapo” para interpretar papeles más complejos, que no involucren su apariencia.

En entrevista con The Times, Lucas Bravo expresó que esta fama de “galán” más bien lo incomoda y que lidiar con la atención que le ha traído la serie ha sido un desafío.

“No se puede ser estéticamente bello, y ser inteligente o tener profundidad. Seguí obteniendo papeles como el del profesor de gimnasia tonto”, dijo, agregando que “es difícil romper esa imagen. No me quejo, por supuesto, pero es una realidad”.

También afirmó que ser repentinamente en conocido como un “rompecorazones” lo hizo ser más consciente de sí mismo.

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“Soy como esta cosa cosificada de la noche a la mañana”, señaló, y agregó que esta situación “me ha vuelto muy consciente de mí mismo. Porque cuando piensas en esa palabra y en las personas que encapsula, siempre ves a una persona sana, atractiva y flagrante, y yo no soy eso”.

El actor de 33 años, oriundo de Niza, Francia, aclaró que esta repentina atención sobre su apariencia está lejos de ser saludable. “Creo que ser famoso es lo peor que te puede pasar. Es solo humo. No significa nada”, afirmó. Además, sostuvo que la velocidad en la que se convirtió en famoso se sintió “apresurada” y que por ahora, su carrera en la actuación va en una dirección que no le gusta.

“Soy parisino y, por supuesto, nos quejamos todo el tiempo. Esta es nuestra religión”, expresó, agregando que “no estamos de acuerdo, y luego a veces se crea una revolución, y a veces es solo un año de chaquetas amarillas sin conclusión”.