Estudios han determinado que el ayuno puede ayudar a regular la glucosa y a perder grasa abdominal. Actualmente se llevan acabo ensayos clínicos para determinar si puede ayudar a detener la progresión del cáncer.
Durante el último año y medio, Keith Taylor y su esposa adoptaron un estilo de vida que incluye el ayuno regular.
“Durante seis días a la semana no comemos hasta eso de las 5 p.m., pero comemos tanto como queramos y lo que queramos hasta que nos vamos a dormir. No es una dieta en el sentido clásico: no restringimos LO QUE comemos o CUÁNTO comemos, sino solo CUÁNDO comemos”, dijo Taylor en un correo.
Ya que los Taylor han estado ayunando de una forma intermitente —algo conocido simplemente como ayuno intermitente (AI)— han mantenido un peso saludable, han estado más alertas y enérgicos, han experimentado menos estrés y son menos propensos a enfermarse. Aunque Taylor admite que “es una buena pregunta” la de si va a vivir más tiempo o no debido a su patrón alimenticio, se siente optimista respecto a ello.
“Ya me siento como si fuera más joven”, dijo Taylor. “Y si estoy mostrando signos objetivos de ser más joven —más vigor y positividad— entonces creo que es lógico suponer que ya he alargado mi vida haciendo AI”.
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Investigaciones sobre el ayuno
Las investigaciones que involucran animales han revelado que el ayuno intermitente puede reducir el riesgo de obesidad y sus enfermedades relacionadas, incluyendo la enfermedad de hígado graso no alcohólico, diabetes y cáncer.
Según Mark Mattson, jefe del Laboratorio de Neurociencias del Instituto Nacional de la Edad, investigaciones de la década de 1980 revelaron que la esperanza de vida de las ratas aumentaba sustancialmente cuando ayudaban día de por medio, en comparación con las que tenían comida disponible todos los días.
Un estudio mucho más reciente, publicado este mes, encontró que los ratones que ayunaban, ya sea porque consumían todas sus calorías solo una vez al día o porque sus calorías fueron restringidas –lo que naturalmente les causó comer todos sus alimentos limitados a la vez– se volvieron más saludables y vivieron más, comparados con los ratones que tenían acceso constante a la comida.
Tratar de determinar si el ayuno es simplemente una forma de restricción calórica es muy complicado, según los expertos. Pero “en ausencia de la restricción calórica, e independientemente de la composición de la dieta, los ratones que ayunaron tuvieron mejores resultados que los que no lo hicieron”, explicó Rafael deCabo, científico del Instituto Nacional de la Edad, y autor líder del estudio.
Pero ¿aplican también para los humanos los beneficios en la salud que tiene ayuno, incluida la posibilidad de vivir una vida más larga?
Hasta ahora, los investigadores han revelado resultados prometedores. Un estudio publicado el año pasado dividió a 100 personas —todas ellas libres de enfermedades— en dos grupos. Durante tres meses, los participantes comieron lo que quisieron o consumieron entre 800 y 1.100 calorías por solo cinco días del mes, un patrón al que los investigadores se refieren como “dieta de imitación del ayuno” o “FMD” por sus siglas en inglés.
Al final del periodo de estudio, los participantes de la FMD que estaban en riesgo de enfermedades vieron cómo su glucosa en ayunas, un indicador del riesgo de diabetes, volvió a la normalidad. Los marcadores de enfermedad cardíaca, junto con altos niveles de colesterol y triglicéridos, disminuyeron, al igual que los niveles del marcador 1GF1 de varios tipos de cáncer.
Adicionalmente, los participantes perdieron grasa abdominal, mientras preservaron masa muscular magra y el metabolismo, que a menudo se sacrifica con una dieta baja en calorías.
Una prueba humana sobre la longevidad es casi imposible de diseñar y costaría “cien millones de dólares o más”, según Valter Longo, coautor del estudio clínico. “Pero si nos fijamos en los datos de nuestro juicio … sería difícil ver cómo no vivirían más tiempo”.
Longo, quien también dirige el Longevity Institute en la Escuela de Gerontología Leonard Davis de la Universidad del Sur de California, agregó que el ayuno periódico ofrece una “alternativa potencial a tomar muchas drogas”.
Y no se necesitan cambios importantes en la dieta. “Puedes hacer esto durante cinco días y luego volver a lo que harías normalmente”, agregó Longo.
La investigación detrás de la popular dieta 5:2, un tipo de ayuno intermitente donde la gente come lo que quiera durante cinco días a la semana y luego limita su dieta a 500 calorías durante dos días consecutivos, también ha revelado beneficios para la salud.
“Publicamos dos estudios con la doctora Michelle Harvie de la Universidad de Manchester; cada uno incluía 100 mujeres con sobrepeso, y el diseño de ambos estudios fue el mismo”, dijo Mattson. “Las dividimos en dos grupos: uno hizo la dieta 5:2; el otro grupo tenía las tres comidas por día pero les reducimos la cantidad de calorías de un 20% a un 25% por debajo de lo que comen normalmente, de modo que la ingesta semanal de calorías de ambos grupos fuera la misma”.
Ambos grupos perdieron la misma cantidad de peso corporal en un periodo de seis meses, pero esa fue la única similitud.
“Vimos efectos beneficiosos superiores en la dieta 5:2 en cuanto a la regulación de la glucosa (un factor de riesgo para la diabetes) y la pérdida de grasa abdominal (un factor de riesgo de enfermedad cardiovascular) en comparación con las mujeres que comían comidas regulares pero que restringían las calorías”, dijo Mattson.
Una forma de ayuno conocida como alimentación restringida en el tiempo, donde las comidas se consumen dentro de un número limitado de horas al día, como lo hacen los Taylors, ha revelado efectos beneficiosos sobre el peso y la salud en animales, pero un artículo de revisión publicado en 2015 concluyó que los datos de estudios en humanos sobre este tipo de patrón de alimentación son limitados.
Actualmente se están llevando a cabo ensayos clínicos del ayuno intermitente en pacientes con diversas enfermedades, como la esclerosis múltiple o el cáncer, para determinar si el ayuno puede detener su progresión.
“Si golpeas las células cancerosas con quimioterapia o radiación, cuando el individuo está en ayunas, las células pueden ser más vulnerables a morir porque usan glucosa y no pueden usar cetonas [la fuente de combustible durante el ayuno]”, explicó Mattson.
Los investigadores también están estudiando cómo el ayuno puede afectar el rendimiento cognitivo y el riesgo de enfermedad de Alzheimer en mujeres con sobrepeso.
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