Un nuevo estudio revela que comer un huevo al día no está asociado con un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular. El equipo de investigación le hizo seguimiento a 215.000 mujeres y hombres que no tenían una enfermedad crónica relevante al comienzo del estudio.
Es el juego de ping pong más largo de la salud: los huevos son malos, luego buenos, y después malos para el corazón.
Según un nuevo estudio, la última respuesta podría haber venido de tu madre o abuela: todo con moderación.
“El consumo moderado, de un huevo por día, no está asociado con un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular”, dijo el autor del estudio, el dr. Frank Hu, quien preside el Departamento de Nutrición T.H. Chan de la Escuela de Salud Pública en la Universidad de Harvard.
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El equipo de investigación analizó datos de enormes estudios longitudinales que le hicieron seguimiento a 215.000 mujeres y hombres que no tenían una enfermedad crónica relevante al comienzo del estudio.
A todos se les preguntó acerca de sus hábitos de comer huevos, la mayoría indicó que comían entre uno y cinco huevos a la semana, y su salud fue monitored durante un período de 34 años.
¿Comer huevos aumentó su riesgo de ataques cardíacos, enfermedades coronarias o derrames cerebrales?
No para la gran mayoría. La única asociación entre comer más huevos y riesgo cardiovascular fue para personas con diabetes tipo 2, un vínculo que se ha duplicado en estudios anteriores.
¿Qué pasa si las personas comen más de un huevo al día?
“En promedio, la mayoría de las personas no comen más de un huevo al día”, dijo Hu. “Puede que coman dos huevos por desayuno, pero solo dos o tres veces por semana. Por lo tanto, el consumo promedio es en realidad menos de un huevo por día”.
Para verificar los resultados, el equipo realizó un metaanálisis de estudios de Europa, Asia y Estados Unidos. Combinados, esos estudios analizaron los hábitos de consumo de huevos de 1,7 millones de personas y también encontraron que comer hasta un huevo al día no tuvo un impacto negativo en la salud del corazón.
Hay más buenas noticias: el consumo moderado de huevos se asoció con un riesgo ligeramente menor de enfermedad cardíaca en las poblaciones asiáticas, posiblemente debido a la forma en que la comida asiática incorpora los huevos en las recetas en lugar de comerlos por separado, agregó Hu.
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El estudio “se realizó meticulosamente”, dijo Alice Lichtenstein, directora y científica principal del Laboratorio de Nutrición Cardiovascular de la Universidad de Tufts, que no participó en el estudio.
Los resultados son consistentes con el aviso de colesterol de la Asociación Americana del Corazón 2019 publicado el año pasado, así como con la guía previa del Comité Asesor de Pautas Dietéticas 2015, añadió.
De hecho, agregó Lichtenstein, los modelos dietéticos que recomiendan reemplazar “la leche entera, la carne roja sin procesar o la carne roja procesada por huevos mostraron un beneficio en términos de riesgo de enfermedad cardiovascular”.
El ‘increíble huevo comestible’
La industria avícola ha promocionado durante mucho tiempo el “increíble, huevo comestible”. Aseguran que con solo 75 calorías, un huevo da 7 gramos de proteína de alta calidad, 5 gramos de grasa y 1,6 gramos de grasa saturada, junto con hierro, vitaminas, minerales y nutrientes para combatir enfermedades como la luteína y la zeaxantina.
Y los huevos son asequibles, lo que los convierte en una fuente inagotable de nutrición para familias con presupuestos alimentarios limitados.
El problema, por supuesto, es el nivel de colesterol en la yema amarilla de los huevos: un huevo grande puede contener aproximadamente 185 miligramos de colesterol.
Las pautas nutricionales solían recomendar un límite máximo de 300 miligramos de colesterol al día. En la actualidad, las pautas sugieren ingerir lo menos posible manteniendo las grasas saturadas en menos del 10% de las calorías diarias.
La ciencia ha luchado durante más de 50 años para determinar si los huevos son un “espantajo nutricional para el riesgo cardiovascular”, dijo Andrew Odegaard, profesor asistente en el Departamento de Epidemiología de la Universidad de California en Irvine, en un editorial publicado con el estudio.
Según este estudio, Odegaard indicó que el “partido de tenis épico entre dos campamentos” no ha terminado. Por un lado, como con gran parte de la investigación nutricional, los estudios en el análisis son observacionales, sin forma de medir una verdadera causa y efecto.
Odegaard señala un metaanálisis reciente de estudios clínicos aleatorios que vinculan un mayor consumo de huevos con niveles más altos de LDL, el colesterol “malo”, que es un factor de riesgo clave en la enfermedad de las arterias coronarias.
Pero, señala Hu, que ese estudio estaba en el metaanálisis, y cree que los nuevos resultados deberían poner fin al debate, al menos para ciertas poblaciones.
“Eso espero”, dijo con una sonrisa. “Sintetizamos la mejor evidencia disponible de todos los estudios realizados hasta ahora sobre el tema.
“La nutrición es más dinámica que muchas otras áreas de investigación, porque la relación entre los factores dietéticos y los resultados de salud tiende a cambiar, por ejemplo, con la diabetes tipo 2”, continuó Hu.
“Entonces, cuando hacemos recomendaciones sobre el consumo de huevos, también se deben considerar las condiciones metabólicas y las condiciones de salud”.