Aunque al comprarla la inversión es mayor, en tan sólo unos meses esta se recupera y ya no hay necesidad de seguir gastando dinero en toallas higiénicas. La copa puede durar hasta 10 años y ayuda a reducir el desperdicio de plástico y agua.
Han existido desde la década de 1930, y aún así, muchas de las que menstrúan no conocen la alternativa a las toallas higiénicas y los tampones: la copa menstrual.
Son seguras y efectivas, y pueden ahorrar dinero y reducir el uso de agua y desperdicios, según un estudio publicado el martes en la revista médica The Lancet Public Health. Pero no son muy conocidas entre las mujeres.
“En cualquier grupo de circunstancias empobrecidas, ya sea en Liverpool o Londres, o en cualquier lugar de los países de ingresos medianos bajos, la gente realmente lucha: las mujeres y las niñas realmente luchan para poder manejar su menstruación”, y las copas menstruales pueden ser parte de la solución, dijo Penelope Phillips-Howard, autora principal del estudio, que analizó 43 artículos internacionales.
Las copas menstruales “son increíblemente buenas, útiles y un producto que ha sido subestimado y subvalorado”, dijo a CNN Phillips-Howard, profesora de epidemiología de la salud pública en la Escuela de Medicina Tropical de Liverpool. “Pero más allá de eso está el panorama más amplio, que es la salud menstrual o la higiene menstrual: ha sido descuidada internacionalmente”.
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La menstruación es parte de la vida de 1.900 millones de niñas y mujeres en todo el mundo. Cuando las mujeres no pueden pagar productos menstruales adecuados, algo que se conoce como la pobreza del periodo, sufren graves consecuencias, como perder clases en la escuela.
Si las mujeres recurren al uso de productos sanitarios de baja calidad, puede aumentar su riesgo de infecciones, dice el estudio. Según el estudio, las niñas en los países de ingresos medianos y bajos utilizan materiales como telas, algodón, pañuelos desechables o toallas desechables para controlar sus períodos.
Cómo se comparan las copas menstruales
Las copas menstruales se insertan en la vagina cuando una mujer está menstruando, pero el líquido se acumula en una copa, en lugar de absorberse. Las copas generalmente deben vaciarse cada seis horas, pero pueden durar más, dijo Phillips-Howard.
Cuando se trata de goteos, el informe encontró que las copas menstruales son tan efectivas como los productos más comúnmente utilizados, como toallas higiénicas y tampones. Específicamente, cuatro estudios que incluyeron 293 participantes determinaron que las fugas fueron similares entre estos tres productos, y uno de los estudios informó una pérdida significativamente menor entre las usuarias de copas menstruales en comparación con las de tampones.
Mujeres y niñas europeas, norteamericanas y africanas no experimentaron un mayor riesgo de infección relacionado con el uso de la copa menstrual, según el análisis.
Sin embargo, las mujeres informaron que necesitaban varios ciclos menstruales para familiarizarse con la copa menstrual, según el estudio.
El análisis también encontró que en 13 casos, la extracción de una copa menstrual se vinculó con un dispositivo intrauterino (DIU) que se desplaza. Los autores dicen que se necesita más investigación para usar un DIU junto con una copa menstrual.
Debido a la cantidad limitada de informes sobre el uso de la copa menstrual, se podrían haber pasado por alto otros problemas potenciales, según los autores.
El documento, financiado parcialmente por el gobierno del Reino Unido, incluye los resultados de 43 estudios internacionales, que abarcan más de 3.300 participantes de países de ingresos bajos, medios y altos. Sin embargo, algunos de los estudios incluidos en el análisis se clasificaron como de baja calidad y algunos no se habían revisado por pares.
Según los autores, la concientización sobre las copas menstruales como opción es baja. Tres estudios de países de altos ingresos mostraron que entre el 11% y el 33% de las mujeres sabían del producto. El estudio descubrió que menos de la mitad (30%) de 69 sitios web internacionales con materiales educativos sobre la pubertad mencionaban la copa menstrual.
“Para las consumidoras que compran productos menstruales, los resultados resaltan que las copas menstruales son una opción segura y rentable”, escribió Julie Hennegan, investigadora asociada de la Escuela de Salud Pública Bloomberg de Johns Hopkins, en un comentario publicado junto con la investigación.
“De manera crucial”, escribió Hennegan, quien no participó en el estudio, “sus hallazgos indican que los recursos de educación menstrual no brindan una descripción completa de los productos para respaldar elecciones informadas”.
Una alternativa rentable y respetuosa con el medio ambiente
Los investigadores encontraron 199 marcas de copas menstruales disponibles en 99 países, con precios que van desde menos de un dólar a más de 46 dólares, según el estudio.
Las copas menstruales pueden durar hasta una década porque están hechas de silicona, goma o látex de grado médico.
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Si los precios se mantuvieran constantes durante 10 años, las mujeres que usaron una copa menstrual de 23 dólares ahorrarían el 95% de lo que probablemente gastarían en toallas higiénicas, y aproximadamente el 93% de lo que probablemente gastarían en tampones durante ese tiempo, según los cálculos de los investigadores.
Las mujeres también pueden reducir el desperdicio de plástico usando una copa menstrual. De acuerdo con los cálculos de la revisión, una copa produce aproximadamente el 0,4% de los desechos de plástico que se acumulan en las toallas higiénicas de un solo uso, o el 6% de la que generan los tampones en el lapso de 10 años. Los investigadores notaron que sus estimaciones tenían algunas limitaciones y no tomaron en cuenta los costos de producción.
El agua también se puede ahorrar. Una copa menstrual “casi no necesita agua, por lo que es muy buena en áreas áridas”, dijo Camilla Wirseen, directora ejecutiva de la Fundación La Copa, sin fines de lucro, que brinda copas menstruales y educación a las niñas en algunas partes de África.
Rompiendo tabúes
Desde su fundación en 2015, la organización sin fines de lucro con sede en California ha llegado a unas 15.000 niñas entre 11 y 16 años en Kenya, según su sitio web.
Mientras trabajaba en otro proyecto en un barrio pobre en Nairobi, Kenya, en 2012, Wirseen le dijo a CNN que supo que las chicas tenían relaciones sexuales para acceder a las toallas higiénicas. Ella dijo que la experiencia la inspiró a comenzar la Fundación La Copa.
Un estudio realizado en 2015 en el oeste de Kenya por Phillips-Howard demostró que 1 de cada 10 niñas que tenían 15 años o menos tenían relaciones sexuales por dinero para comprar toallas higiénicas. Esta cifra es probablemente una subestimación, dijo Phillips-Howard, quien ha estado en la junta directiva de The Cup Foundation desde 2017.
Para Wirseen, esto significa que las niñas necesitan una solución, una que sea inmediata y duradera. La copa menstrual “ahorra dinero, es bueno para el medio ambiente, no hay desperdicio”. Las mujeres también pueden correr y nadar cuando usan una, dijo Wirseen.
“Es una solución fantástica”, dijo Wirseen.
Pero no una sin desafíos. “Da un poco de miedo comenzar a usarla, requiere un cambio de comportamiento”, explicó.
En los países donde se usan paños o toallas higiénicas durante la menstruación, la inserción, algo con lo que las usuarias de tampones están familiarizadas, “no es algo común”, dijo Wirseen. Es por eso que su grupo dedica tiempo para educar a las niñas y sus comunidades sobre la seguridad y el uso de las copas menstruales. Las lecciones también abordan la salud sexual y los derechos humanos y los conceptos erróneos sobre el cuerpo y el sexo de las mujeres.
“La única forma de romper un tabú es hablar de ello, y la copa menstrual es una muy buena manera de comenzar esa discusión”, dijo Wirseen.
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