Hombres han comenzado a dimensionar la desigualdad del trabajo doméstico, pero no basta

Por Carolina Véliz

30.07.2020 / 17:57

Cocinar, limpiar, hacer aseo y lavar la ropa también es trabajo que, si se valorizara en el mercado, rondaría los $600 mil y $800 mil. Aunque muchos varones en cuarentena han asumido labores que nunca antes habían realizado, sigue siendo desde una actitud pasiva. ¿Están los hombres asumiendo la corresponsabilidad doméstica?


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El 70% de las mujeres está a cargo de las tareas domésticas durante la cuarentena, según una encuesta realizada en abril por Morning Consult.

Otro estudio, realizado por psicologiachile.cl, indica que el 72,3% de las mujeres sufren estrés y ansiedad debido al encierro, lo que se relaciona con el agobio de las tareas al interior de casa.

Así, son varios los análisis realizados para saber cómo la carga del hogar afecta a los integrantes de la familia. La conclusión, lamentablemente, se repite: son ellas las que sienten más presión y más cansancio en el confinamiento.

Para Claudia Montero, doctora en Estudios Latinoamericanos y académica del Instituto de Historia y Ciencias Sociales de la Universidad de Valparaíso, esto también ha permitido visibilizar las diferencias y tomar acciones para modificarlas.

“Ha quedado en evidencia que no es lo mismo ser mujer que ser varón, en esta cuarentena ni en ningún otro contexto actual, ya que el sistema patriarcal sigue funcionando de la misma forma y estableciendo las mismas jerarquías, las mismas exclusiones y las mismas diferencias. Hay muchas formas en que esas diferencias se hacen aún más agudas en este contexto, y es necesario revisarlas desde distintos puntos de vista”, dice Montero.

El tema no es sólo cultural, sino también de educación. Cómo se han ido definiendo los roles de los niños desde pequeños conforme a lo que es la colaboración dentro del hogar, la repartición de tareas para los hijos, qué se hace para que los hijos varones vayan adquiriendo estas tareas”, dice el psicólogo de Clínica Vespucio, Antonio Villalba.

Para estos expertos, el desafío está en cambiar los patrones que permiten mantener este evidente desequilibrio, y aunque saben que no es automático, dicen que la necesidad es urgente. Villalba agrega que “es cierto que cada vez más hombres asumen más tareas dentro del hogar y eso es fantástico, pero sigue habiendo un desequilibrio. Y es fácil, además, que con todo el estrés que supone la inestabilidad del trabajo, cumplir con el teletrabajo, se hace más presente que son las mujeres las que tienen más carga”.

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¿Están los hombres asumiendo más trabajo en el hogar?

La misma encuesta de Morning Consult indica que, por ejemplo, en funciones relacionadas a la paternidad, el 50% de los hombres declaró pasar más tiempo que sus parejas haciendo tareas escolares junto a sus hijos, pero sólo el 3% de las madres estuvieron de acuerdo.

Algo parecido en cuanto al trabajo doméstico: casi el 20% dijo estar a cargo de las tareas del hogar durante la pandemia, sin embargo, sólo el 2% de las mujeres lo confirmaron.

Claudia Montero señala que “los varones ‒o algunos varones, no quiero generalizar‒ han podido dimensionar esa labor, porque han tenido que comenzar a ejecutarla de forma que antes no habían vivenciado. Eso no significa que hayan asumido esas labores de la misma forma en que las mujeres las hemos asumido históricamente: darse cuenta de que la reproducción de la vida es un trabajo no significa asimilarlo, de la forma en que para nosotras es una preocupación constante y que atraviesa nuestro día a día tanto fuera de la casa como dentro de la casa”.

Tatiana Hernández, socióloga del Observatorio de Género y Equidad, en tanto, es crítica en cuanto al escenario actual.

“Las mujeres queremos que los hombres se involucren, pero ellos no se quieren involucrar, y cuando se involucran lo hacen desde una construcción social que es bien compleja porque creen que ‘ayudan’, ya que el mandato está en otras. Y mientras sigan pensando que la responsabilidad es única o principalmente de las mujeres, vamos a tener a hombres a los que hay agradecer o celebrar cada vez que hagan alguna acción reproductiva o de cuidado. Es súper importante avanzar a una sociedad que vaya eliminando estos imaginarios, de que las mujeres tenemos funciones sociales”, asevera.

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El trabajo doméstico es un trabajo

Generar cambios culturales no es fácil ni tampoco algo rápido, pero para sobrellevar la situación actual es importante repensar nuestros actos.

Para que las cosas funcionen, dice Antonio Villalba, “pasa mucho que son las mujeres automáticamente las que deciden hacerse cargo y los hombres se restan, toman un rol mucho más pasivo. Y ahí es importante que los hombres tomemos esto de forma más activa. Pensar que el cargo del hogar no es sólo de una persona, yo también vivo dentro de este hogar y me corresponde estar presente”.

La socióloga Tatiana Hernández, por su parte, sostiene que campañas comunicacionales permanentes es fundamental para lograr algunos cambios en este contexto.

“Las que se han hecho son campañas súper cortas que no logran hacer ninguna línea distinta. Hay que cambiar el entendido de que estamos hablando de acciones de amor. Si sacamos ‘el amor’ del trabajo doméstico, nos damos cuenta que es un trabajo y que sin ese trabajo es imposible vivir, coexistir entre nosotros. Los hombres tienen que empezar a ver que el trabajo no es algo que hago sólo por un sueldo, si no que cocinar, limpiar, hacer aseo y lavar la ropa también es trabajo. Tenemos que volver al repensar nuestro discurso de trabajo, y entender que trabajo es todo.”

Misma temática que profundiza Montero:

Es un trabajo que tiene un valor económico, el que sin embargo no se traduce en ingresos para las personas que lo ejecutan. Hay estudios que sacan la cuenta de que la cantidad de horas de trabajo por la tarea que se realiza en la casa alcanza entre los $600 mil y los $800 mil chilenos actuales. Eso es lo que urge, entre muchas cosas que tenemos que pensar como sociedad y que esta crisis nos ha venido a mostrar: que ese trabajo tiene un valor y tiene que ser reconocido, y ser reconocido no sólo como una felicitación, sino que debe traducirse dentro del sistema económico”, sostiene.