La investigación, publicada en la revista Science, fue realizada por investigadores de la Universidad de Harvard y el Massachusetts Institute of Technology (MIT), utilizó datos de 409.000 personas inscritas en el proyecto Biobank, de Reino Unido, y de 68.500 registradas en la compañía de genética 23andMe, de Estados Unidos.
El mayor estudio genético que se ha realizado en la historia determinó que no existe un único “gen gay” o un gen que determine la homosexualidad, sino que existen varios genes que pueden relacionarse con la atracción hacia personas del mismo sexo.
La investigación, publicada en la revista Science, fue realizada por investigadores de la Universidad de Harvard y el Massachusetts Institute of Technology (MIT), utilizó datos de 409.000 personas inscritas en el proyecto Biobank, de Reino Unido, y de 68.500 registradas en la compañía de genética 23andMe, de Estados Unidos.
Los científicos escanearon los genomas -la composición genética completa- de los participantes y fue a través de lo anterior que concluyeron que, al igual que cualquier característica humana compleja, la atracción sexual está definida por múltiples regiones del genoma y también múltiples factores no genéticos.
De este modo, el estudio apunta a desterrar la idea surgida en 1990 de que existe un “gen gay”. “Es de hecho imposible predecir la orientación sexual de una persona en función de su genoma”, dice Ben Neale, miembro del Broad Institute de Harvard y el MIT.
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Lo anterior debido a que se debe agregar un factor esencial: el entorno en el que una persona crece y vive. Para explicar mejor, los investigadores compraron este aspecto con el tamaño de una persona. El efecto genético es indiscutible, ya que el porte está relacionado con el de los padres, pero la genética no lo explica todo: la nutrición durante la infancia tendrá un impacto significativo.
El nuevo análisis estadístico reveló cinco posiciones precisas en nuestros cromosomas, llamados locus, que parecen estar claramente relacionadas con la orientación sexual, aunque cada una tiene una influencia “muy pequeña”. Biológicamente, resulta que un marcador genético también está asociado con la pérdida de cabello, lo que sugiere un vínculo con la regulación de las hormonas sexuales.
“Es un comportamiento complejo donde la genética juega un papel, pero probablemente de forma minoritaria. El efecto del ambiente existe, pero no podemos medirlo exactamente”, agregó Fah Sathirapongsasuti, científico de 23andme.com.
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Por otra parte, los autores manifestaron que son conscientes de lo delicado del tema, por lo que recordaron que dos de los investigadores son homosexuales. Además, para evitar cualquier interpretación errónea, consultaron con las asociaciones LGBT sobre cómo comunicar los resultados, que resumieron en un sitio web, geneticsexbehavior.info, en inglés.
La asociación estadounidense GLAAD elogió la investigación que confirma que “ser gay o lesbiana es una parte natural de la vida humana”.