Este lunes, la NASA desviará un asteroide que está cerca de la Tierra y lo primero que recordamos son cintas cinematográficas sobre las presuntas reacciones ante un evento en donde la humanidad está amenazada por el desorden cósmico. ¿Hay algo de real? Aquí, un análisis que debes leer.
(CNN) – Hay una roca gigante sobre nosotros. No se trata de una película, mucho menos de un simulacro. Pero no te preocupes. Aparentemente, podemos encargarnos de esto. O al menos la NASA sí.
Este lunes, la nave espacial Double Asteroid Redirection Test, o DART, tiene previsto colisionar contra Dimorphos, una pequeña luna que orbita alrededor del asteroide Didymos, cercano a la Tierra. La gran idea de la NASA es comprobar si el uso de este tipo de equipos no tripulados para alejar del peligro a los desechos espaciales entrantes va a proteger a la Tierra en el futuro.
Es admirable, pero de alguna manera se siente un poco decepcionante después de décadas de películas donde la humanidad está amenazada por el desorden cósmico que no puede ser razonado, excepto a través de medios drásticos.
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Bruce Willis (en el centro) dirige a un equipo de una plataforma petrolífera, entre los que se encuentra Ben Affleck (segundo por la derecha), para hacer estallar un asteroide antes de que choque con la Tierra en la película de desastres de 1998 Armageddon.
Ya conocemos la rutina. Alguien encuentra pruebas inequívocas de un asteroide, un meteorito, un cometa, una luna rebelde o un planeta entero acercándose a nosotros. ¿Quién cree estas advertencias? Nadie, hasta que los cielos están plagados de escombros que se deslizan a gran velocidad y salen disparados del objeto que se avecina.
Don’t Look Up, estrenada el año pasado en los cines y en Netflix, tiene como protagonistas a dos astrónomos de la Universidad Estatal de Michigan (Jennifer Lawrence y Leonardo DiCaprio) que descubren un cometa que parece haber surgido de la nada y que en seis meses colisionará con nuestro planeta con la fuerza suficiente para extinguir toda la vida.
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La sátira Don’t Look Up presenta a Jennifer Lawrence (segunda desde la izquierda) y a Leonardo DiCaprio (extremo derecho en la parte trasera) como astrónomos que intentan advertir a las autoridades sobre un cometa en curso de colisión con la Tierra.
Sus conclusiones provocan inicialmente la incredulidad e incluso la burla del gobierno y los medios de comunicación. Pero una vez que la inevitabilidad se hace realidad, el mundo en general y Estados Unidos en particular se dedican a la crisis de la misma manera que parecen dedicarse a todo lo demás en el siglo XXI: narcisismo, negación y culpar a todas las personas equivocadas. Es suficiente para hacerte pensar que el mundo tal y como lo conocemos ya terminó antes de que lo haga.
En 1998, los cines tuvieron no uno, sino dos grandes éxitos de taquilla: Armageddon, de Michael Bay, y Deep Impact, de Mimi Leder. La primera, cuya amenaza era un asteroide del tamaño de Texas, era un thriller de acción abarrotado y ampuloso, que desbordaba humor y escenas aún más amplias con apenas tiempo suficiente para que el público recuperara el aliento. La segunda película, cuya amenaza era, como en el caso de Don’t Look Up, un cometa, era una variación más seria, conscientemente ensamblada y mucho menos frenética sobre este tema.
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Ambas películas obtuvieron buenos resultados en taquilla, aunque la épica de Bay obtuvo unos US$ 554 millones, mientras que la película de Leder, más reflexiva, recaudó unos US$ 350 millones.
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En 2005 se estrenó Chicken Little, película de animación digital de Disney, la cual comienza con el personaje del título recibiendo un golpe en la cabeza de lo que cree que es un trozo de cielo. Después de que cunda el pánico, el “trozo de cielo” es identificado como una bellota, lo que convierte a Chicken Little en un hazmerreír durante meses, hasta que encuentra una inesperada redención gracias a la caída de otro trozo más siniestro de una nave espacial alienígena.
Si el DART de la vida real tiene éxito en su misión, quizá podamos tranquilizarnos más cuando los asteroides se acerquen demasiado. Pero eso no significa necesariamente que las películas abandonen por completo los temas Chicken Little. Después de todo, la razón por la que la frase original “¡El cielo se cae!” se transmitió de generación en generación es que en algún momento la historia gira en torno a si los terrícolas pensamos o, peor aún, nos importa que el desastre sea inminente.