Hay una explicación científica.
¿Las arañas te dan escalofríos o curiosidad?
Tal vez son esos increíbles nombres siniestros que parecen ser el nombre de una secuencia de películas clasificación B de los años cincuentas: ¡La viuda negra! ¡La reclusa café! ¡Tarántula!
De hecho la tarántula es un buen ejemplo de cómo la imaginación popular ha convertido en demonios a las arañas. La visión de una tarántula de patas peludas entrando por una ventana abierta por la noche es una visión cinematografica que hace que nuestra piel se ponga “de gallina”.
Hasta el nombre tarántula es un testamento del miedo mitológico que hemos construido a su alrededor. En la antigüedad los habitantes de Taranto, un pueblo al sur de Italia, estaban horrorizados por una especie de araña lobo que vivía en la localidad. Cuando una araña mordía a un residente ellos hacían una danza frenética con la creencia de que esto sacaría el veneno (aunque resultó que el veneno de la araña no era fatal para los humanos).
Según consignó CNN en Español, cuando los primeros colonizadores europeos se enfrentaron con las grandes y peludas arañas del trópico y buscaban nombrar a las criaturas, recordaron la danza de Taranto. La ironía es que las tarántulas realmente no son una amenaza para los humanos por que – así parezca contradictorio – las arañas más grandes tienden a tener menos veneno.
De hecho, casi todas las arañas producen veneno pero menos del 1% son dañinas para los humanos, que representan solo 200 especies de más de 4,200. Claro que nuestro miedo a las arañas no es totalmente infundado. Algunas pueden darte una mordida bastante fea, otras pueden meterte una macabra dosis de veneno, y muy pocas te podrían matar.
Muchas especies de arañas son dimórficas, lo que significa que la hembra es más grande que el mecho. Esto quiere decir que te va mucho peor si te muerde una viuda negra hembra ya que tiene más veneno. La mayoría de los humanos sobrevivirían a una mordida de una viuda negra (aunque debes buscar inmediatamente ayuda médica, especialmente en el caso de los mayores y los niños). No se puede decir lo mismo del amoroso viuda negra macho, a quien frecuentemente matan y se comen inmediatamente después de aparearse.
La aracnofobia, o el miedo a las arañas, es una fobia común. No puedes evitar sentir pena por la pobre araña, quien parece estar destinada a sufrir de una permanente crisis de imagen. Afortunadamente para nuestros primos arácnidos, esta exhibición se trata un poco de retomar el balance al explicar que tan increíbles son estas criaturas.
Por ejemplo, ¿Sabías que las arañas han estado en la Tierra desde hace 300 millones de años?, ¿o qué descubren los sabores con los vellos de sus patas? Aquí hay otro dato interesante: en la Segunda Guerra Mundial el Ejército estadounidense usaba seda de viuda negra para hacer miras para los aparatos para apuntar en sus armas. Y en el 2010 los científicos identificaron que la seda de araña de la especie caerostris darwini de Madagascar es 10 veces más fuerte que el Kevlar (fibra muy resistente utilizada en llantas o chalecos antibalas).
Primero hay que diferenciar el temor a la repulsión. Quienes les temen a las arañas ven afectada su calidad de vida, tiene un carácter irracional y es un trastorno psicológico, una patología, que debe ser tratada apropiadamente. Las personas con aracnofobia someten ciertos aspectos de su vida diaria como el lugar al que van de vacaciones o incluso donde residen.
Respecto a la repulsión, la mayoría de los estudios sostienen que los animales que nos repelen han estado asociados, durante generaciones, a enfermedades o infecciones, consignó Gizmodo.
Varias plagas durante la Edad Media fueron iniciadas por arañas, incluso cualquier comida que hubiese tenido contacto con un arácnido era considerada como infectada.
En ese sentido, que el miedo a arañas y similares es una simple cuestión histórica, étnica o cultural, que podría ser revertida del mismo modo en el que se formó.
Por otra parte y como dato sumamente interesante, está el temor irracional que nos producen por nuestro código genético que tiene que ver con ciertos estímulos de fight or flight, un tipo de estímulo que nos impulsa a huir ante determinadas situaciones que vemos como peligrosas.
Relacionadas al dato anterior se suman las polillas, cucarachas o escarabajos a quienes muchos temen por sus patrones y características.