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Las mujeres que presentan síntomas tardan, en promedio, cinco años en consultar a un especialista. Muchas veces son diagnosticadas erróneamente o los profesionales de salud hacen opiniones desafortunadas que no contribuyen a encontrar una solución. La especialista en sexualidad Odette Freundlich escribió "El secreto peor guardado" con testimonios de mujeres que no pueden ser penetradas.
El vaginismo es una disfunción sexual femenina que se produce por la contracción involuntaria o inconsciente de los músculos del suelo pélvico, los glúteos y el abdomen. Esto puede hacer que sea doloroso, difícil o imposible tener relaciones sexuales, así como también dificulta los exámenes ginecológicos o la utilización de un tampón durante el ciclo menstrual.
Desde que se conoce, esta disfunción sexual ha sido invisibilizada incluso en personas que lo sufren, explica Odette Freundlich, kinesióloga y especialista en sexualidad, quien ha tratado a más de tres mil mujeres con esta condición.
A esto se suma que muchas veces las mujeres son diagnosticadas equivocadamente por parte de algunos profesionales de la salud, los cuales sugieren indicaciones o hacen opiniones desafortunadas que no contribuyen a encontrar una solución, causando en las pacientes frustración y desorientación, advierte Freundlich. En consecuencia, las mujeres tardan en promedio cinco años en consultar a un especialista sobre sus síntomas.
Con el propósito de visibilizar las dificultades que enfrentan las mujeres en la búsqueda de una solución al vaginismo, Odette Freundlich escribió su libro El secreto peor guardado, en el cual recopila testimonios reales de mujeres que por mucho tiempo no pudieron ser penetradas.
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Estos son algunos de los testimonios incluidos en su libro que evidencian la problemática y el dolor que viven miles:
El vaginismo puede influir en la calidad de vida, el bienestar, la salud física o mental, emocional, relacional y sexual de las mujeres que lo padecen, según demuestran diversos estudios. Esto se debe que se produce una sensación de fracaso, debido a que mujeres que presentan esta afección ven difícil lograr el coito.
“Estos sentimientos traen consigo una disminución del deseo sexual y de la excitación, a su vez una desconexión del área genital y de la pelvis, generando insatisfacción y problemas de autoestima, al exponerse en forma repetitiva a una experiencia frustrante”, enfatiza la autora de El secreto peor guardado.
Las causas de esta disfunción pueden ser multifactoriales, desde contextos sociales, culturales y religiosos, hasta causas anatómicas y orgánicas, de acuerdo con investigaciones sobre el caso.
Odette Freundlich lleva tiene 28 años ejerciendo como profesional en el área de la sexualidad, y es enfática al decir que la educación restrictiva en las casas o en el colegio es uno de los motivos más importantes asociadas al vaginismo. Esta se puede manifestar, entre otras cosas, a través de las expresiones de miedo, culpa, incertidumbre y desconocimiento que tienen algunas mujeres sobre su sexualidad.
“Me atrevo a afirmar que en nuestro país la educación restrictiva, culposa y conservadora, además de la influencia religiosa con foco en el pecado, son causantes de muchos de los casos”, manifiesta.
Aquello se encuentra respaldado por un estudio realizado en 2021 por el Centro Miintimidad, en el cual participaron 1.117 mujeres con vaginismo, y el cual arrojó como resultado que el 69,8% de ellas tuvo una educación restrictiva en casa y el 71,8% la tuvo en el colegio.
El vaginismo es una de las disfunciones sexuales presentes en las mujeres que han sufrido una experiencia sexual traumática, como abuso sexual en la infancia o adolescencia, lo que contribuye además a tener actitudes negativas hacia su propia sexualidad, de acuerdo con un grupo de Investigación en Salud Sexual de Cataluña.
“El vaginismo corresponde a una respuesta fóbica condicionada a una contingencia negativa asociada al coito o a la fantasía que rodea el acto sexual”, sostiene Helen Singer Kaplan, psicóloga especialista en sexología y terapia sexual.
También influye si los padres son extremadamente críticos, dominantes, moralistas y amenazantes. Un estudio realizado por Charles Silverstein, psicoterapeuta estadounidense y escritor, señaló que más del 90% de las mujeres sentían miedo de sus padres y que las relaciones de sus progenitores eran malas, ya que existía violencia o abuso entre ellos.
Es primordial que la paciente sea evaluada por un equipo multidisciplinario, con tal de generar un clima de apoyo y cercanía para quienes padecen de esta condición.
También es necesario que las mujeres sean constantes con su tratamiento y aprendan nuevamente cómo vivir su sexualidad desde un lugar placentero y libre de prejuicios.
Asimismo, la psicoeducación en sexualidad es un pilar fundamental en el tratamiento contra el vaginismo, ya que la educación empodera a las mujeres a través del conocimiento y la confianza para buscar ayuda sobre posibles problemas sexuales que las aquejan.
Un nuevo grupo de personas recibirá este beneficio desde el próximo año, lo cual se enmarca en la implementación de la reforma previsional. Revisa los detalles.